domingo, 21 de agosto de 2011

CÓMO EMPEZAR LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA Y LA ESCRITURA

¿CÓMO INICIAR EL CICLO ESCOLAR?
Algunas sugerencias que toman como base el Programa de Estudios de Español 2009 (RIEB)


Introducción


El programa de Estudios de Español establece que, “para el logro de los propósitos establecidos en este programa (Español 2009) es necesario

El programa de Estudios de Español establece que, “para el logro de los propósitos establecidos en este programa (Español 2009) es necesario desarrollar dos modalidades de trabajo: los proyectos didácticos y las actividades permanentes”.
El documento curricular afirma también que “con el fin de apoyar el proceso de alfabetización inicial en primero y segundo grados, a las actividades permanentes se suman las actividades para reflexionar sobre el sistema de escritura, que tienen como propósito favorecer el conocimiento de las propiedades del mismo”.
Es decir, tenemos entonces, para iniciar el primer grado, tres opciones:

De manera que los maestros de primero y segundo grados tienen tres opciones para comenzar a trabajar el ciclo escolar:
a) Los Proyectos Didácticos
b) Las Actividades Permanentes y
c) Las Actividades para Reflexionar en el Sistema de Escritura.

Los programas de estudio no indican cuál es la mejor manera de empezar ni las razones para decidir el comienzo de una u otra manera; este manual propone iniciar por las Actividades para Reflexionar en el Sistema de Escritura. A continuación se explican las razones y se dan algunas sugerencias.

Empezar reflexionando: Lectura y escritura de nombres propios

"El nombre de una persona es para ella el sonido más dulce e importante que pueda escuchar".
Dale Carnegie

En el Bloque I del Programa de Español de Primer grado; en la sección “Actividades para reflexionar en el sistema de escritura”, aparece la actividad Lectura y escritura de nombres propios.

Esta actividad, de acuerdo con el Programa, consiste en lo siguiente:

Al inicio del bimestre el docente proporciona a cada niño su nombre, sin apellido, escrito en una tarjeta (cuida que todos los letreros sean iguales en color y tipo de letra). Los niños colocan sus nombres en algún lugar visible para usarlo como referencia constante. El docente se asegura de que cada niño sepa lo que está escrito en su tarjeta.

El desarrollo de esta estrategia contribuye a dos de los propósitos que la SEP plantea para este grado escolar:
• Identifica y escribe convencionalmente su nombre para ubicar su pertenencia.
• Identifica la forma escrita de los nombres de sus compañeros de aula. Emplea este conocimiento como una referencia específica de uso de las letras.

¿Por qué iniciar con esta actividad?

Desde el punto de vista de la psicogénesis de la lengua escrita, diversas investigaciones han demostrado que el nombre propio "[...] es una valiosa fuente de información para el niño: indica que no cualquier conjunto de letras sirve para cualquier nombre; le indica que el orden de las letras no es aleatorio; le ayuda a comprender que el comienzo del nombre escrito tiene algo que ver con el comienzo del nombre cuando lo dice; le ayuda a comprender el valor sonoro convencional de las letras. No puede, pues, minimizarse la importancia de esta adquisición" .

Estrategias para trabajar el nombre propio

La mayoría de las estrategias que aquí se describen han sido establecidas por la SEP en los Programas de Estudio, lo que hacemos es describirlas con mayor amplitud, agregar ejemplos y recomendaciones que pueden ayudar a comprenderlas mejor y a realizarlas de mejor manera dentro del salón de clases.

También se incluyen algunas estrategias que, de acuerdo con la experiencia de docentes o que hemos documentado en diversos textos especializados, pueden ayudar a que los niños avancen en el proceso de alfabetización inicial.

a. El primer día de clase: conozco mi nombre

El primer día de clase, entregar a cada niño una tarjeta con su nombre, como indica el programa: “sin apellido, escrito en una tarjeta (cuida que todos los letreros sean iguales en color y tipo de letra)”.

Estas indicaciones marcadas en el paréntesis son importantes, ya que se trata de que el niño se identifique con una sola palabra, una que le es familiar y con la cual le nombran todos los días. Se pide también que las tarjetas no tengan color ni tipo de letra distinto, de manera que el niño centre su atención y su esfuerzo en las letras que forman su nombre más que en los colores u otras señales gráficas.

Se trata, contrario a lo que proponen las prácticas tradicionales, no de facilitarle la tarea a los niños sino de plantearles una situación compleja que al tratar de resolverla les genere aprendizajes.

Una vez que se haya repartido el nombre a cada niño, pídales que se fijen cómo está escrito y si es posible que lo comparen con el compañero que está al lado y miren semejanzas y diferencias.

Si las condiciones lo permiten y el nivel de los niños es el adecuado, pídales que mezclen dos o tres tarjetas entre compañeros e identifiquen la propia.

Se trata de ir complejizando cada vez más la tarea, de manera que una vez que los niños hayan mirado, analizado y comparado su nombre, se pueden hacer cualquiera de las siguientes actividades:
• Recoger las tarjetas con los nombres de los niños, mezclarlas y ponerlas en el piso; y con el grupo en círculo alrededor de las tarjetas, pedir a cada uno de los niños que localicen el nombre propio.
• Pegar las tarjetas con los nombres de los niños en el pizarrón o en una pared del salón, de igual manera, pedir que cada uno localice el propio.

Recomendaciones: si le es posible, indague con los padres de familia cuál es el nombre con el que se le llama al niño todos los días; en caso de que en casa le llamen por un apodo o un diminutivo, opte por el nombre de pila.

b. Registro de asistencia.
Cada niño registra su asistencia identificando su nombre en una lista con letra grande, previamente preparada por el docente; en ella puede marcar de alguna manera su asistencia (una palomita, un círculo, u otra señal).

Otra opción es que cada niño tome, de una caja donde están todas las tarjetas del grupo, la que tiene su nombre y la coloque en la lista de los presentes. Las tarjetas con los nombres sobrantes serán leídas para identificar a los niños ausentes.

c. Lotería de nombres.
Siguiendo las reglas de la lotería tradicional, los niños recibirán una tabla (que el maestro puede elaborar previamente) para ir marcando (con semillas o fichas) los nombres que se vayan “cantando”. En cada tabla aparecerán escritos algunos nombres de los niñ os del salón, las tablas deberán ser diferentes (de acuerdo con el juego de lotería tradicional). Por turnos, los niños pasarán a “cantar” los nombres.
Cuando el “cantor” no puede leer un nombre, muestra la carta y pide ayuda a sus compañeros.

d. Marcar trabajos y pertenencias escribiendo el nombre propio.
Se recomienda esta actividad ya que los niños hayan trabajado varias veces su nombre con las actividades anteriores.

La idea es que los niños puedan copiar su nombre en etiquetas, tarjetas, cinta adhesiva, u otro material, para que después lo coloquen sobre sus libros, cuadernos, lápices, mesa, silla u otros objetos que le pertenezcan o le sean asignados por el docente en el salón de clases.

Esta actividad, aparte de ser muy útil para que los niños puedan identificar sus pertenencias, ayuda mucho a familiarizarse con las letras de su nombre.

Es importante considerar que no todos los niños podrán “grabarse” su nombre a la primera: algunos de ellos tendrán que recurrir constantemente al modelo que le dio el profesor; de hecho se espera, como indica el programa, que cuando algunos niños “…todavía no pueden escribir su nombre de manera convencional, comparan su producción con el letrero de su nombre y modifican su escritura para que no falten letras y estén en el orden pertinente…”.

Intervención docente

Las investigaciones de los últimos años sostienen que el lenguaje se aprende en la interacción (Ferreiro y Teberosky, 1979a, 1981; Ferreiro y Gómez Palacio, 1979b, 1982; Ferreiro, 1997, 1991; Teberosky, 1982); es decir, para que el niño aprenda a hablar, a escuchar, a leer y a escribir debe usarse el lenguaje, pues al hacerlo, “…pone en juego una actividad comunicativa, cognitiva y reflexiva; a través de él, el ser humano participa en la vida social y construye su propia individualidad ”.

Sin embargo, es necesario que, entre las palabras y los niños, exista un mediador, un interventor que le ayude a resolver los problemas que se tienen ante lo escrito:
también se cierto que “no dejar a los niños solos frente a las letras)

En ese sentido es importante lo que el docente haga, diga, explique o informe a los niños cuando estos están intentando leer o escribir

Para empezar
• Reconocer cómo válidas las escrituras de los niños: sí sabes escribir, vamos a mejorar.
• Tu dime qué escribiste para ir aprendiendo
• Otros escriben diferente, vamos a aprender cómo lo hacen.

En todas estas actividades el docente invita a los niños a hacer comparaciones entre las escrituras de los diferentes nombres para que establezcan semejanzas y diferencias. Por ejemplo, “Arturo empieza igual que Araceli”; “Juan José y Juan Antonio tienen una parte igual”; “Mauricio y Roberto terminan con la o”, etcétera.

1 comentario:

Y Rivera dijo...

Muchas gracias Sr. García por esta gran aportación. Soy maestra de español para nivel intermedio y superior en Puerto Rico. Me han dado la gran tarea de iniciar en la lectura a chicos de primaria y ando buscando un hilo conductor en este proceso. Estoy tomando nota de todas sus aportaciones. ¡Gracias!